martes, 22 de abril de 2014

Paso a paso, damos un salto

Incerteza.

No lo entiendo.
No entiendo como después de un acto como este, te sientes raro, diferente, mejor.

En cierta manera si que lo entiendo, pues "ya está, no hay más", pero sigue siendo extraño; como si le hubiera cogido cariño.
Y me diréis: "¿Cómo le puedes haber cogido cariño a tu miedo?"

Pues no lo sé. 
No tengo ni la más mínima idea. Puede que sea porque relacionaba el amor con este miedo... Todo puede ser.

Pero hoy, después de ver mi caja de pesadillas y encontrármelo, lo he tirado a la basura.
Así, sin más.
Después he estado a punto de recuperarlo, pero no creo que lo vaya a necesitar más; eso espero.
Espero que las cicatrices dejadas se vuelvan marcas de fuerza, de superación. 
Porque eso es lo que he hecho: 
por fin, lo he superado.

domingo, 13 de abril de 2014

"Recuperar", un verbo perdido.

El cuarto visitante se presentó en un momento inesperado.

Estaba sentado en mi butaca, mirando la lluvia caer por la ventana; cuando de pronto, oí que alguien resbalaba en la entrada de mi casa. Como nadie se dirigió a abrir la puerta, fui yo mismo.
Hacía bastante frío, así que cogí mi bata de encima del respaldo de la butaca y me la puse. Mucho mejor. Cuando llegué a la puerta, noté un viento frío y húmedo en los pies. Fue una sensación extraña, que no se como acabar de describir.

-¿Hay alguien?

Nadie contestaba; pero yo estaba seguro que había oído un golpe muy fuerte.
Reculé por donde había venido; pero de golpe, oí un gemido muy débil, como si algo o alguien estuviera intentando aguantar el dolor. Decidí abrir la puerta.

-¡Señor! ¿Qué hace usted aquí?

-Yo... Perdone.

-Hace muy mal tiempo para que nadie se pasee por aquí. Entre, que aún se resfriará.

Le dejé mi bata, y la criada le trajo un vaso de leche caliente, y lo atendió. Cuando el pobre hombre hubo reposado, fui a hablar con él.

-Ahora que se encuentra mejor, podría usted decirme que hacía en la entrada de mi casa?

-Disculpe. Yo iba paseando bajo la lluvia, un sitio idílico para pensar un cuento; cuando oí una voz dulce proveniente de su jardín. Cuando me dirigía a llamar a la puerta,  resbalé y caí. ¿Usted sabe de quien puede ser la dulce voz que he oído?

-Sintiéndolo mucho, desconozco a que voz se refiere. No hay nadie en mi jardín, y menos bajo esta lluvia.

De pronto, el parecido del visitante cambió.
- ¿No la oye? Es una voz muy suave, como si te acariciara.

-Lo siento, pero debo estar empezando a padecer sordera.

Pero el visitante ya se dirigía hacía mi jardín.

-¡Mírela!¿Verdad que es bonita la Luna? (suspira de alivio). Ya he encontrado a mi cantante, señor. He decidido que a partir de ahora, escribiré solo para ella.

- ¿Y tendría usted la buena voluntad de decirme quien es esa maravillosa cantante?

-¿ Pero no la ve? La Luna es la mejor cantante, la más bella y la más solitaria. Yo le dedicaré todos mis insomnios y mis cuentos, para que se sienta acompañada.

Esa rareza de visitante se adentró en el pequeño conjunto de pinos que tenía en mi jardín; y desapareció.

Durante la mañana siguiente, la criada y yo registramos todo el jardín, pero no encontramos ni rastro de aquel hombre.
Creo que encontró lo que buscaba.



miércoles, 2 de abril de 2014

Seconde maison

La 23:00. Mercredi. Tout le monde dans la maison dort, sauf moi. Aujourd'hui je peux pas.
J'ai tout cela qu'il me faut pour m'endormir: le pyjama, la lumière fermé, mon petit coussin... Mais je peux pas dormir.

Ma valise est presque fini et mon garde-robe est vide.

Peux être cela qui ne me laisse pas m'endormir.
Peux être que j'aime vraiment cette place et je ne veux pas partir.
L'hiver ne me dérange pas du tout, puisque je sais qu'après on a l'été.

Après quelque chose nous attend une autre.

Je sais que je retournerais, mais cela veut dire que je dois partir, et maintenant je ne veux pas. C'est dur.

C'est plus dur partir de ta seconde maison.