Llevo horas queriendo escribirte algo.
En un principio, no sabía sobre qué estaba escribiendo, pues lo hacía por inercia;
pero al darme cuenta del motivo de mi escrito, he querido esconder todo lo que te he susurrado con la mirada en pequeños secretos transformados que iba a guardar aquí dentro.
Me has hecho borrar y empezar, borrar y empezar... Pero nada me parecía correcto para guardarlo todo.
(Aún sigue sin parecermelo, y eso que no lo estoy cambiando)
Cielo nocturno que se ha comido a la luna, no grites más, por favor. Yo también le echo de menos, pero si no ha vuelto, puede que tenga sus motivos, o simplemente no quiera volver.
Lobo hecho de estrellas, Chiara tiene razón. Cuando estoy contigo, el cielo parece más cercano.
Puede que sea por corretear descalza por una muralla casi china,
o por recoger piedras tan cerca del horizonte, que lo confundía.
Puede. O no. Quién sabe.
Nosotros. Seguramente.
Has traído paciencia y tiempo para deshacer ovillos de líos mal contados y cosidos.
Has llegado con descubrimientos extraños, a pasos irregulares y a destiempo, pero has llegado sano, que según la gente mayor de pensamiento, es muy importante.
Me dejaste un saco lleno de dudas, que hemos ido resolviendo, añadiendo así una estrella más a tu cielo que restauramos a pasos de sapoconcho: despacito y con "buena letra" (no debe ser la mía).
Has traído realidades irreales a mis ojos, que te empeñas en hacerme ver. También has traído pan, mucho pan, enormes cantidades de pan; pero eso tampoco es malo, así no pasamos hambre.
Has traído casa.
Has traído, y traes.
Puede que no sea nada de lo que te esperabas, y eso es. Ni bueno ni malo. Es.
Porque así soy, y se me da muy mal explicar las cosas como son.
Atentamente,