miércoles, 28 de septiembre de 2016

e vol

Una vez hubo un gusano. Bueno, varias veces, pero nos centraremos en este.
Una vez hubo un gusano. Bueno, varias veces, pero nos centraremos en este.

Este gusano no era gran cosa, pues si lo fuera sería inesperado.
Este gusano no era gran cosa, pues si lo fuera sería inesperado.

Comía y comía, pasando el día lentamente encima de palabras que no sabía pronunciar.
Comía y comía, pasando el día lentamente encima de palabras que no sabía pronunciar.

Como a todo gusano, le llegó su hora.
Como a todo gusano, le llegó su hora.

Buscó un lugar alto y escondido, y empezó a trabajar.
Buscó un lugar alto y escondido, y empezó a trabajar.

Parar ahora sería un problema.
Parar ahora sería un problema.

Terminó su capullo. Marrón, como muchos, pero era el suyo.
Terminó su capullo. Marrón, como muchos, pero era el suyo.

Y se puso a dormir. A cambiar inconscientemente.
Y se puso a dormir. A cambiar inconscientemente.

Y no podía salir.
Y no podía salir.


Y paró.
Y paró.


Y no quiso esforzarse más.
Y quiso esforzarse un poco más.
Pues necesitaba cambiar para sobrevivir,
        necesitaba salir, volar, experimentar, vivir.

Para poder ser.

Y salió.

Y  así fue.

jueves, 11 de agosto de 2016

¿Quema?


Algo te toca.
             Se mueve dentro de ti.
No estoy segura de si es en el estómago, antes o después.
O cerca del corazón.
No lo sé.

Pero se ha movido y sabes que lo tienes.
Puede que sepas el motivo, o no.
Puede que te guste como sienta, o no.
Y pueden muchas otras cosas.
Y son.
 Momentáneas, infinitas, instantáneas, ínfimas, fugaces, indefinidas,
 pasajeras, eternas, incalculables, repentinas y transitorias.
                   Inextinguibles.                 

Y puede que parezca estúpido y que lo sea,
o imposible;
impensable.

Pero te ha tocado y te ha movido,
     y te aguantes o no, así es;
     y así empiezas.



Bálsamo

Hoy he decidido salir sin zapatos.
He cogido aquella chaqueta que me va tan tan grande
              y que rasca un poco si no llevas manga larga.

He abierto la puerta y una pequeña brisa ha venido a hacerme cosquillas
                          y helarme un poco los pies.

Ha ido subiendo poco a poco, mansa y cariñosa para no asustarme.
Ha entrado por las mangas, me ha acariciado las mejillas
y me ha besado la frente.

El olor a lluvia ha llegado con ella, y he respirado fuerte
para no perderme.

Mis pies y yo hemos decidido helarnos un poco y
     al fin
salir.

Entonces, he decidido ir a ver caer luciérnagas,
pequeñas bolas de gas en el cielo frío y sereno.
Y ha decidido envolverme, abrazarme;

y así, me he deshecho entre alivio y ungüento.

domingo, 17 de julio de 2016

Ella

Me duele el cuello.
Es como si lo tuviera cerrado.
     como si se hubiera hecho un tapón inexistente que oprime gritos y rabia,
                                                                                                          entre otras cosas.

Resulta que hoy he llamado a Atención con mis reivindicaciones atadas a piedras indoloras.
Me ha dicho que ya soy MAYOR, que no puedo parecer una niña,
y mi yo pequeña le ha empezado a decir de todo, pues se supone que debería saber quién soy y lo que me pidieron.

Al final ha decidido irse y ha cambiado por Gritos y más gritos porque yo sé del mundo y tú no.
No es del todo verdad, pero se entiende.

Gritos y más gritos, no ha parado; así que mi yo mayor ha cogido el coche, a mí, y me he ido.

Ido a un lugar donde puedo aflojar las cosas y permitir que circulen.
Sin Alarmantes,
sin Despertadores de profesión,
sin Atención,
sin pensadores sin pensamientos.

Solo yo entera, con zapatos cómodos e ya.

sábado, 2 de julio de 2016

Suspensión.

Humo. Esto empieza con humo.
No muy denso ni oscuro,
mas bien gris tirando a blanco;
    que se esfumaba con el pequeño movimiento de  a i r e  que generamos al respirar.

Era humo leeeentoooo,
pero no estático,
                           pues se pegaba de tal modo que lo recubría todo.

Después de este recorrido, decidía irse por la ventana.
Así, sin decir adiós.

Es curioso como este humo me arrastraba a rincones a los que no quería llegar.
                                                   en los que había estado alguna vez, pero había escapado.

Empecé a dar vueltas. No quería. No estaba. No.
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
No.             
Para.
Respira.
                            Aquí no,
                                    que te ahogas.

Mejor. 
Cambiar de espacio está bien.
               de aires
               de gente
               de ti

Está. No pasa absolutamente nada.

Existe.
Espera.
Esfúmate.
                Ya no.         O sí.



Ya está.

miércoles, 11 de mayo de 2016

La guía del principiante.








Una farola.

Una obsesión.

¿Caminas? ¿Nos quedamos?

Avanza. Quieto. ¿Quien eres?

¿Donde vas? ¿Voy? ¿Qué hago?

No sé que hacer. Me escondo en ti. Huyo.

Alguien encerrado. No se gusta. Se esconde en otro.

No hay luz. Desaparezco. No quiero. Déjame.

Corre por los caminos programados. Tú.

Ve la farola. Se asusta. Se acerca.

¿Qué eres? Estas solo.

No soy tú.

Coda.

martes, 19 de abril de 2016

Atentos.


Se acercó a alguien y le dijo:

- Tengo un secreto, y te lo voy a contar, así lo podrás gritar a los cuatro vientos. 

Fue diciéndole eso a diferentes personas, y todas terminaron observándola.

En un momento dado, se quedó quieta, sin moverse, y la gente empezó a impacientarse.
Algunos se fueron, y cuando ya todos empezaron a cansarse de esperar,
desapareció.

Nadie se dio cuenta de cómo lo había hecho o cuando, pero ya no estaba.

Entonces, se oyó una voz:
- ¡Pero cuéntanos tu secreto!
Y otras muchas se sumaron molestas y enfadadas para reivindicar lo que se les había dicho.

Al ver esa situación, la chica se fue.
No entendía por qué le pedían lo que ya había hecho: era viento y se lo enseñó.
No tenía sentido que se enfadaran, así que el nuevo quinto viento decidió llevarse su historia a otra parte.

lunes, 28 de marzo de 2016

Golondrinas

Dos golondrinas volando.
                           Dando vueltas y vueltas.

B a i l a n d o
                      sin una dirección fija, y con esa canción que parece no tener fin.
Es como si cada vez fueran más arriba, y de golpe bajasen,
intermitentes,
jugando.

Todoempiezaagirarrápido
tú ruedas con ellas,
ríes y c
          a
          e
          s mientras sigues viendo como bailan.

Y te quedas ahí, encima de
                           esperando nada.

Y ellas siguen bailando, incansables
                                        curiosas,
                                        volando.

Y te acuerdas de todo lo que te ata al suelo,
e intentas huir, pero no quieres,                                           o puede que sí

Pero ahora no importa,
solo hay dos golondrinas bailando
                                         volando

y las miras,
y sonríes.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Falto de contenido


Abrazar el vacío.
                            Tu vacío.

Sentirlo con los dedos fríos, acariciando cada parte de ti.
Notar como quedas por cada parte que te forma.
Sin nada.
Y abrazarte, buscar la calidez que no encuentras.
Gritar por cada poro que lo necesitas,
que necesitas algo.

Pero nada te escucha, porque ahora,
ahora solo hay vacío.

Y dejarse llevar,
flotando,
como cuando estas entre el agua y el aire,

inmóvil,

constante,

nada,


vacío




lunes, 29 de febrero de 2016

Interacción positiva

Voy a hacer una pataleta, así que si no queréis saber nada, no sigáis leyendo, hay otras cosas más interesantes.

martes, 23 de febrero de 2016

La .......... que nunca existió

Esta es la no historia de una niña que nunca llegó a existir.




Me he planteado dejarlo en blanco, pues nunca existió, pero como es su no historia, os contaré que le encantaba bailar con el viento en medio del bosque, sin música alguna.
Solo bailar.

Le gustaba el mar, con sus olas que saludaban a los pies. Nunca supo que era el cielo quien iba a saludar, pero como nunca le oían, bajaba y se hundía.

Jamás le gustaron los pinchos de las plantas, a pesar de que ella llevara los de su cactus encima. Creo que tenía problemas para diferenciarlos, pues nunca se había pinchado con ellos. Puede que ni siquiera supiera que los tenía o puede que los sacara sin querer cuando alguien la veía.

Tenía el pelo sumamente extraño, con unos colores que algunos confundirían con sandías o ciertas flores.

Sus ojos siempre sonreían o buscaban el suelo, sin llegar a ver nada.

Oh.

Es verdad.

Solo sentía.              Lo sentía todo, por eso nunca existió, y eso le permitía saber y conocer, escuchar.
Nunca tuvo que presentarse ni hablar, y suerte de eso, porque no sabía.
Se comunicaba con impulsos y gestos, con miradas de niebla.

Solo su pequeño cactus le oyó cantar.

Y eso que nunca existió,
pero él aún se acuerda.

viernes, 29 de enero de 2016

Baum

Todos los caminos le llevaban al mismo lugar. Un árbol.
Un árbol ancho, robusto, apartado, mayor.
Un árbol donde tirarse a leer o escuchar hablar al viento con los pájaros.
En fin, su árbol.

Un árbol rodeado de silencio, pero no un silencio como el de un tabernero pelirrojo, ni como el de dos miradas que se gritan, ni como el que hace una clase dormida en medio de una explicación; no. Es un silencio musical, llevado el viento, acompañado por el contacto de las hojas entre ellas, bañado todo por una luz que no está segura de querer mirar esos momentos tan íntimos, pero que sin querer, lo inunda todo de claridad, de calidez.

Esa luz que baña e inunda, esa, atrae pequeños sonidos que no rompen el silencio que rodea a su árbol; lo acompaña, como acompaña a todos los seres que ha imaginado jugando por el bosque que le rodea, con sus diferentes pelajes y características, tan singulares que aparecen en libros, pues la gente ya los ha olvidado.

Era en esos momentos tan brillantes, que sabía que estaban corriendo por allí, por su casa, cerca de su árbol secreto tan sumamente protegido.


Pero no solo era el árbol, sino su espacio, su lugar,
donde huir y encontrarse
donde vivir en otro mundo,
su mundo.




Y, de golpe,                                            todo ha desaparecido.



Todo arrasado. 

No queda nada.


Solo troncos caídos, cortados, arrancados de su tierra, su espacio.
Tirados de manera violenta por ese mismo viento que los hacía cantar, que los acompañaba.

Sin entender de motivos, todo se derrumba en frente de unos ojos que se pierden en una inundación de tristeza.

Todos esos momentos, todos los lugares secretos y las historias que guardaban, ya no hay prueba de ello.

En un momento, todo su pasado se ha perdido con el viento.



Pero coge aire e intenta sonreír, porque de aquí saldrán otros árboles, otros momentos e historias, y todos los seres que se han fugado, volverán, acompañados de esa luz tan íntima y agradable, 
tan de bosque,
tan de árbol.