miércoles, 28 de septiembre de 2016

e vol

Una vez hubo un gusano. Bueno, varias veces, pero nos centraremos en este.
Una vez hubo un gusano. Bueno, varias veces, pero nos centraremos en este.

Este gusano no era gran cosa, pues si lo fuera sería inesperado.
Este gusano no era gran cosa, pues si lo fuera sería inesperado.

Comía y comía, pasando el día lentamente encima de palabras que no sabía pronunciar.
Comía y comía, pasando el día lentamente encima de palabras que no sabía pronunciar.

Como a todo gusano, le llegó su hora.
Como a todo gusano, le llegó su hora.

Buscó un lugar alto y escondido, y empezó a trabajar.
Buscó un lugar alto y escondido, y empezó a trabajar.

Parar ahora sería un problema.
Parar ahora sería un problema.

Terminó su capullo. Marrón, como muchos, pero era el suyo.
Terminó su capullo. Marrón, como muchos, pero era el suyo.

Y se puso a dormir. A cambiar inconscientemente.
Y se puso a dormir. A cambiar inconscientemente.

Y no podía salir.
Y no podía salir.


Y paró.
Y paró.


Y no quiso esforzarse más.
Y quiso esforzarse un poco más.
Pues necesitaba cambiar para sobrevivir,
        necesitaba salir, volar, experimentar, vivir.

Para poder ser.

Y salió.

Y  así fue.